Tradiciones de Todos los Santos en España

Oct 23, 2020

MUCHO MÁS QUE HALLOWEEN…

Así como los países anglosajones tienen su Halloween y los mejicanos celebran el Día de los Muertos, en España tenemos muchas y variadas tradiciones para celebrar estas fechas tan especiales. Aunque quizás no sepáis que todas estas celebraciones aquí, y allende los mares, tiene un origen común, porque sí en los inicios de los tiempos en estas fechas teníalugar la celebración pagana en la que se recordaba a los muertos, de hecho el término Halloween viene de la expresión inglesa ‘All Hallows’ Eve’, es decir ‘Víspera del Día de Todos los Santos’.

Como la mayoría de las fiestas paganas que fueron abosorvidas por la Iglesia Católica, sabían que era dificil eliminar las celebraciones y festividades arraigadas por siglos… y ya se sabe que cuando no puedes combatir algo, mejor únete a ello. Así igualmente entendieron que si la gente iba a festejar esa fecha igualmente , pues al menos que fuera con una excusa más Santa, y al fin el Papa Gregorio IV en el siglo IX consagró el 1 de noviembre como el Día de Todos los Santos.

Total que desde hace siglos, 11 siglos ni más ni menos,  cada 1 de noviembre celebramos el Día de todos los Santos, un día para recordar a los seres queridos que ya no nos acompañan. Entre otras tradiciones la principal durante esta fecha es la de acercarse a visitar los cementerios, limpiar lápidas y llevar flores frescas a los seres queridos fallecidos, , aunque esta tradición ya solo es conservada por los más mayores y conservadores.

Pero como dijo Gregorio Marañón… “Nadie más muerto que el olvidado”, y el propósito es no olvidar a nuestros muertos. 

Pero ojo, no solo al día se redice la festividad… las celebraciones empiezan siempre en la víspera, en la noche del 31 de Octubre. La noche de difuntos que aún en muchos rincones de España, se retoman las tradiciones que se han mantenido a lo largo de los siglos, y que corremos el riesgo de perder si no las transmitimos a los más jóvenes, ellos que en el colegio solo saben de Halloween, y quedan abducidos por la omnipresente fiesta importada de los países anglosajones. Y todo es compatible ¿Verdad?…

Recordemos algunas de nuestras tradiciones en la noche que separa el mundo de los muertos del de los vivos.

Castañadas, Samaín, Magosto…

Hay celebraciones por todo el norte de España que guardan ciertas características comunes:

En Galicia, la tierra más celta de la península Ibérica, por supuesto la celebración empieza con el Samaín, una tradición heredada de los celtas coincidiendo con el fin de la temporada de cosechas y el inicio del “Año Nuevo Celta”, que justamente era el 31 de octubre… no es de extrañar pues que decoren las casas con calabazas y velas, perviviendo la más pura tradición celta de noche de brujas, noche de ánimas… y ojo que aqui se mezcla otra tradición gallega la de la Santa Compaña que dicen que es en esta noche que con más frecuencia se la ve, así que evitad caminos y encrucijadas.

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Calabazas y velas celtas

Hoy en día los gallegos salen en esta noche a la luz de las velas hasta cementerio para rezar por el alma de sus difuntos. Y por supuesto comiendo castañas asadas, es el conocido como Magosto, una reunión alrededor de una hoguera, y sobre sus brasas asan castañas, mientras se cuentan historias junto al fuego.

El Samaín está aún arraigado en las ciudades de La Coruña, Ferrol y Cediera. Mientras en que Ribadavia a la noche del 31 de octubre la llaman «a noite meiga«, la noche bruja, una noche para disfrazarse y en la que la ciudad se ve invadida de fantasmas, brujas, vampiros… y hasta una procesión de la Santa Compaña. Ademá el mismo castillo participa con un gran pasaje del terror, ¿te atreves?

En Cataluña también se comen castañas asadas, es “la castanyada”, una tradición común a  Aragón, Valencia y las Islas Baleares. Esta fiesta parece heredada de un antiguo ritual funerario del siglo XVIII, donde por supuesto el protagonismo lo tiene la castaña, pero también los panellets, unos dulces de mazapán cubiertos de piñones, que hoy se encuentran en todas las pastelerías catalanas.

Entonces, en la víspera de los Santos, las familias se reunían mientras compartían estas viandas en recuerdo de sus fallecidos, Se dice que la tradición de comer estos alimentos era por la necesidad de energía para permanecer despiertos toda la noche velando el recuerdo de los muertos. Y por si acaso ya se encargaban  “los campaners” de hacer sonar las campanas de las iglesias durante toda la noche, que no cayera nadie dormido. Al parecer también era costumbre dejar fuegos encendidos durante la noche, y preparar comida para  que los difuntos que en esa noche vuelven de visita puedan comer y calentarse. Una costumbres que recuerda también a la noche de Muertos en Méjico (¿Habeis visto “Coco”? No dejéis de verla, la forma más divertida y tierna de conocer la Fiesta de los Muertos de Méjico.)

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Castañas asadas

No nos dejemos a los Vascos atrás, que también le dan a las castañas en la fiesta «Gaztañerre Eguna» , y como no solo de castañas vive el vasco, pues lo acompañan con unos caracoles en salsa o una masa hecha con harina de maíz llamada «motokil». Antigamente los celebraban hombres y mujeres por separado, hoy en díano es así, celebran juntos, y además se ha trasladado también la tradición a los bares donde no faltarán los caracoles. Donde más se mantiene esta celebración es en las poblaciones de Eibar, Ermua o Soraluze.

Extremadura de Calbotás y Chaquetía

En el Norte de Extremadura pervive la tradición común celta del Samaín que hemos visto en Galicia, coincidiendo con el fin del verano y la llegada del otoño era tradición en estas fechas salir a por frutos otoñales.. todavía en muchas zonas de las Hurdes la gente sale al campo celebrar la Calbotá, que viene de las castañas llamadas calbotes, y comen castañas asadas, nueces, higos… bien acompañado de vino, queso y los ricos embutidos de la tierra… ¡Yo me apunto!

Más al Sur de Extremadura los protagonistas son los niños y jóvenes, en el que llaman el día de la Chaquetía. Según la tradición, mientras los mayores estaban reunidos alrededor de unas migas o unas gachas, los niños salían por las calles del pueblo cantando canciones populares y pidiendo frutos otoñales, como nueces, castañas, almendras, higos y dulces caseros como el membrillo con los que luego organizaban una merienda en el campo con sus amigos.

Hay lugares que hoy en día mantienen más fuerte la tradición como es en Zafra, Torreorgaz, Mérida o Puebla de Alcocer, aunque cada lugar puede tener sus variantes, incluso sus cancioncillas propias para pedir los dulces.

Cádiz y la Fiesta de Tosantos

De los gaditanos ya sabemos que les encanta la fiesta y disfrazarse… Así que en su fiesta, que llaman de Tosantos, no podían faltar los disfraces… aunque en esta ocasión quienes se disfrazan son los productos del mercado, en la Fiesta de los Mercados y sus Exonornos (adornos), esta costumbre se originó en el siglo XIX, más exactamente en 1876 cuando el Ayuntamiento de Cádiz puso en marcha la iniciativa de adornar el Mercado y los puestos, y organizando incluso una orquesta con baile.

Aquello derivó en el concurso de Exornos de los Mercados que permanece muy vivo. Cada puesto recrea escenas cómicas con muñecos  hechos a base de verduras, y frutas, incluso pescado o carnes.. y con ellas hacen críticas a políticos y personajes famosos… a falta de Chirigotas, buenos son los Exornos 😉

Soria y Bécquer en el El Monte de las Ánimas

Llegamos a las tradiciones más literarias… En Soria con el Festival de las Ánimas se rinde homenaje a Gustavo Adolfo Bécquer y su obra “El Monte de las Ánimas”,  una leyenda de terror que transcurre en la noche de Difuntos, noche de ánimas en un monte de Soria.

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Así el 31 de Ocubre salen a la calle desde títeres gigantes a monjes templarios,  y no faltan los esqueletos y otros espíritus espectrales, que acompañados por la luz de antorchas y candiles caminan hasta llegar al puente de piedra, allí donde nace el célebre Monte de las Ánimas, para llevar encender una hoguera y llevar a cabo la lectura de la mítica leyenda. Y al terminar hay que sacar el lado más bravo y caminar sobre las brasas que ha dejado la hoguera.

Si aún no habéis leído esta leyenda de Becquer estáis tardando, ninguna lectura estremece más en la noche de las ánimas:

«Desde entonces dicen que cuando llega la noche de Difuntos se oye doblar sola la campana de la capilla, y que las ánimas de los muertos, envueltas en jirones de sus sudarios, corren como en una cacería fantástica por entre las breñas y los zarzales. Los ciervos braman espantados, los lobos aúllan, las culebras dan horrorosos silbidos. Y al otro día se han visto impresas en la nieve las huellas de los descarnados pies de los esqueletos. Por eso en Soria lo llamamos el Monte de las Ánimas, y por eso he querido salir de él antes que cierre la noche». (Texto de la leyenda El Monte de las Ánimas- Gustavo Adolfo Bécquer)

Alcalá de Henares… baluarte de Don Juan Tenorio

Y así llegamos al mayor representante literario de esta noche de Difuntos, cuando José Zorrilla  escribió la historia de un bribón temerario, sin escrúpulos ni conciencia, el mítico ‘Don Juan Tenorio’, jamás pensó la que iba a liar, de hecho no le gustaba mucho su obra. El caso es que desde su  estreno 1844, la historia de este libertino, que ni a la misma muerte temía, termina en una noche de difuntos, rodeado de los fantasmas de sus muertos, a los que él mismo dio muerte o murieron sufriendo por él… temeroso y arrepentido…

«¡Ah! Por doquiera que fui
la razón atropellé,
la virtud escarnecí
y a la justicia burlé,
y emponzoñé cuanto vi.
Yo a las cabañas bajé
y a los palacios subí,
y los claustros escalé;
y pues tal mi vida fue,
no, no hay perdón para mí.»
(Extracto de Don Juan Tenorio- José Zorrilla)

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Y bueno no sigo que no quiero hacer spolier.  Pero el caso es que de alguna manera ya a  finales del siglo XIX se había convertido en tradición y cita obligada la representación del Tenorio en cada Noche de difuntos. Y aún cuando yo era niña, en Madrid, todos los años sin falta se representaba la obra en el Teatro Español, y permanecia varias semanas… Lamentablemente esta tradición cayó en desuso, y ya no tiene lugar en el Teatro Español. Pero el testigo lo tomó la ciudad de Alcalá de Henares, que en 1984 empezó a acoger la representación de la obra de Zorrilla de una manera muy especial.

«Don Juan en Alcalá» se representa de manera itinerarante, al aire libre y gratuita. Los escenarios se sitúan en diferentes emplazamientos urbanos: la Plaza de Cervantes, la Plaza de los Santos Niños y en os últimos años sobre todo en el «huerto del Palacio Arzobispal», todo en el interior del histórico recinto amurallado de la ciudad. Tal es su importancia a día de hoy que es Fiesta de Interés Turístico Regional desde el año 2002, y Fiesta de Interés Turístico Nacional desde 2018.


Los duelos con Pan son menos…

Pero ¿y  este año? Año de pandemia, confinamientos y restricciones, como durante estos meses atrás nos veremos privados de la mayoría de festividades, no habrá representaciones, no habrá algarabías… y no podremos salir a celebrarlo, ni visitar esas poblaciones donde conservan vivas las tradiciones. Pero nadie nos puede quitar recordar a nuestros difuntos, y sobre todo disfrutar los dulces típicos de cada región, manteniendo así la tradición que nuestros seres queridos también celebraron.

Y hablando de dulces ¿Cuáles son vuestros preferidos? Los más extendidos sin duda son los buñuelos de viento y huesos de Santo. En Madrid… sin duda es nuestra gran tradición , no en vano dicen que los Buñuelos de Viento nacieron en Madrid, ya antes del siglo XVII. Aunque inicialmente estaban huecos, pero tan esponjosos eran que solo estaban rellenos de viento, de ahí su nombre, ya más adelante se les empezaría a rellenar sobre todo de nata, crema y cabello de ángel, y hoy casi de todos los sabores queimagines. Por cierto, reza la leyenda que «cuando uno come un buñuelo de viento se salva una alma del purgatorio», siendo así no dejemos de comerlos 😉

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Buñuelos de Viento

Y por supuesto ¡Huesos de Santo! esos dulces de mazapán con forma de tubos como un dedo, que al hornearlos  cogen el característico color beige que nos recuerda al de los huesos, de ahí su nombre. Los Huesos de Santo, tan antiguos como los buñuelos, sí se rellenaban tradicionalmente con una crema de yema de huevo dulce, pero hoy en día se rellenan con todo tipo de sabores. ¿Y que porque los comemos en estas fechas? pues por las almendras, ya que coincide con la época de recogida de este fruto, con el que se hace el mazapán… es el inicio de los dulces de mazapán que llegarán a su esplendor en las siguientes fiestas, las de Navidad.

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