«Siempre nos quedará París»
Casablanca, 1942.
Si hay una ciudad amada por el cine, con permiso de Nueva York, esa es París. Cada calle, plaza y monumento parecen creados como escenario para las películas, el más romántico conjunto de decorados por los que uno pueda pasear.
Y es que la historia de amor entre París y el cine empezó casi desde el momento del nacimiento de las películas, cuando en 1895 Los hermanos Lumière, padres del cine, realizaron la primera proyección en el Grand Café des Capucines, restaurante tipo Art Decó que sigo deleitando paladares de todo el mundo.
Gracias a los Lumière y al cine hemos podido recorrer las orillas del Sena, enamorarnos en sus diferentes puentes, subir a lo alto de la Torre Eiffel y sentirnos artistas en el barrio de Montmartre… mucho antes incluso de nuestro primer viaje a París.
Recuerdas a Superman salvando a Lois Lane en la Torre Eiffel, Amelie en una cafetería del icónico barrio de Montmartre, Tom Hanks recorriendo el Louvre en el misterio de la noche en el Código Da Vinci, los malditos bastardos de Tarantino en los bistrot más parisinos de la II Guerra Mundial, Tom Cruise de Misión Imposible bajo el Arco del Triunfo… y tantos, y tantos otros momentos del celuiloide…
Pero este es mi recorrido por París a través de las películas que pasean desde la París Medieval a nuestros días.
El jorobado de Notre Dame
1933, William Dieterle
En España se llamó «Esmeralda, la Zíngara». Esmeralda era una jovencísima y hermosa Maureen O’hara, que nos trasladaba a la edad media parisina, aún cuando fue rodado todo en un París de cartón piedra trasciende perfectamente una magia que nos hace creer que es la mismísima París.
Vi por primera vez esta película, antes de mi primer viaje a la ciudad del amor de niña, y casi pude sentirme Esmeralda paseando por la Ile de la Cité, imaginándome en lo alto de los campanarios con el Jorobado.
Sin duda la mejor película adaptada de la novela de Victor Hugo con diferencia, hasta que llegaría la mágica versión de Disney.
Irma la dulce
1963, Billy Wilder
Un infeliz e inocente gendarme parisino, fiel cumplidor de su trabajo, es trasladado desde el Bois de Boulogne al barrio de Les Halles, junto al mercado central de París y un barrio de prostitutas. El gendarme, el gran Jack Lemmon, se enamora perdidamente de una prostituta, la preciosa Shirley McLaine, a la que detiene en una redada.
Acabará dejando el trabajo por ella dejará su trabajo, y enfrentándose al chulo que la explota, de chiripa le vence y se convierte en el nuevo matón del pintoresco barrio de «Les Halles»… partir de ahí vive una serie de enredos para sacar a su chica de la prostitución. Una comedia deliciosa, que nos hace pasear por un París colorido de personajes genuinos, sentarnos en la barra de un bar con «Moustache» el camarero, y eso que el rodaje fue casi al completo en estudio. Solo las escenas finales del Sena se rodaron en París como curiosidad si no la habéis visto decir que Jack Lemmon acaba en las aguas del Sena, para lo cual tuvieron que ponerle no sé cuantas vacunas debido a la alta contaminación del Sena.
Pero como dicen en la película… «esa es otra historia».
Charada
1963, Stanley Donen
Cualquier película de Cary Grant es un seguro para pasar un buen rato, pero si además se suman la deliciosa Audrey Hepburn y París como tercera protagonista, se convierte en un peliculón para disfrutar una y otra vez.
Una historia de enredos, donde una viuda se ve incolucrada, por las cuentas pendientes de su marido en la guerra mundial, en una trama de suspense y misterio, con toques de comedia y romanticismo, con París de fondo, más bella que nunca, o tan bella como siempre.
Al regresar de sus vacaciones a París, tras el asesinato de su marido, la viuda se verá sometida a una implacable persecución por agentes de la CIA al tiempo que por delincuentes. El único en el que puede confiar es en el elegante y maduro Cary Grant ¿o no debería confiar? Sin duda nace una química entre ellos, que traspasa la pantalla… y de lo mejor, el romántico paseo en Bateux Mouche por la noche, con Audrey y Cary… y no cuento más, tan solo que querrás emularlos.
3 solteros y un biberón
1985, Coline Serreau
La historia de tres hombres solteros que comparten un piso en París, y se dan la buena vida celebrando grandes fiestas día sí día también, ven revolucionada su frívola vida con la llegada de un paquete. El paquete resulta ser una niña casi recién nacida, hija de uno de ellos, a la que tendrán que atender sin saber ninguno como se ha de cuidar a un bebé..
Esta comedia francesa fue uno de los grandes éxitos del cine francés de los años ochenta, incluso estuvo nominada al Oscar a la Mejor Película Extranjera, y por supuesto se hizo un remake a la americana.
La película nos traslada al París de los años 80, el ambiente en el que vive la clase alta parisina, al tiempo que recorremos sus calles, descubrinos sus personajes con tics parisinos… Yo justo conocí París en esos tiempos de los 80, quizás por eso me encanta revisitar esta cinta cuando quiero sentirme melancólica en París, como en una de las escenas finales con el paseo de uno de los protagonistas paseando por los Jardines de las Tullerias, acompañado por el sonido típico parisino del acordeón.
Frenético
1988, Roman Polanski
Harrison Ford es un médico americano que viaja a París con su mujer para asistir a un congreso, nada más instalarse en la habitación del hotel, su mujer desaparece misteriosamente y él tiene que encontrarla averiguar por su cuenta qué ha pasado con su esposa, esta solo, ignora el idioma, desconoce la ciudad, pero la buscará desesperadamente, por las calles de la capital francesa, y hasta trepando por sus típicos tejados abuhardillados.
Polanski la rodó íntegramente en París, regalándonos escenas inolvidables como la de la del tiroteo , al final, a los pies de la estatua de la Libertad, la copia parisina, entre las penumbras del puente de Bir-hakeim, por cierto un puente poco visitado pero muy interesante, con dos pisos separados para coches y peatones, está decorado con placas conmemorativas, varias de ellas en referencias a los soldados muertos en África durante la Segunda Guerra Mundial.
Los miserables
1998, Bille August
Basada en la novela de Victor Hugo, la trama trasncurre en Francia a principios del siglo XIX, el protagonista Jean Valjean, Liam Neeson, es condenado de forma cruel e injusta, y llevado a prisión por robar una barra de pan. El convicto logra escapar de la cárcel y se refugia en una pequeña villa, en la tiempo después llegará a ser alcalde y que convertirá en una próspera ciudad.
El incansable policía Javert, Geoffrey Rush, dedica su vida a encontrarle, cuando da con el en el pueblo le persigue hasta París, donde Valjean desaparece durante años… volverán a encontrase en un tiempo de revolución en París… El segundoacto de la obra recrea la París del siglo XIX.
Personalmente es la versión de la obra que más me gusta, y el final a orillas del Sena es sencillamente magistral, cuando viajeis por allí ubicareis exactamente la escena 😉
Antes del atardecer
2004, Richard Linklater
Esta película es una la secuela de la cinta «Antes del amanecer», del mismo director, que nos cuenta la historia de Jesse, Ethan Hawke, un joven estadounidense, y Céline, Julie Delpy, una joven francesa. Los dos jóvenes se conocen en un tren que cruza el centro de Europa, y deciden desembarcan en Viena, donde pasan la noche caminando por la ciudad, conociéndose uno a otro y viviendo una noche inolvidable… por lo que al amanecer y la llegada de la despedida prometen encontrarse de nuevo seis meses más tarde, una cita que nunca llegó a producirse.
Así la película que tratamos ahora, «Antes del Atardecer» sucede 9 años después del comienzo de la historia, los mismos que entre el rodaje de una y otra película. En esta ocasión el encuentro es en París, que como un protagonistas más acompaña los pasos de la pareja, a lo largo de un día mágico recorriendo la ciudad.
El reencuentro en la madurez… bajo los arcos del Sena, en las calles más románticas.. nos llevan hasta el parisino apartamento de Celine, donde suena un disco de Nina Simone, «Just in time», y en el aire queda una promesa… y es que todo puede pasar en París.
La vida en rosa
2007, Olivier Dahan
Como no puede ser de otra manera, el título de la canción más famosa de la única Édith Piaf, da nombre también a esta película sobre su agitada biografía. Edith fue y es una de las cantantes más famosas de Francia, y no puede sonar esta romántica melodía sin que viajaemos de golpe a París.
La cinta francesa nos muestra París a través de los ojos de la artista, desde niña cuando comienza a actuar por las calles de la ciudad en los años 20, a través de su ascenso a la gloria, su decadencia, los duros reveses de su vida… hasta su muerte en 1963.
Y aunque inevitablemente hay tomas rodadas en París… gran parte se rodó en Praga, convirtiendo las calles viejas de en los barris bajos de París de los años 20. Del mismo modo que tuvieron que levantar numerosos decorados de época, ya que la vida de Piaf abarcó la primera mitad del siglo XX con todas sus convulsiones, incluida la Segunda Guerra Mundial, durante este periodo de la invasión Nazi en París, Edith cantaba en el Moulin Rouge, entre otros clubes y Music Halle.
Por cierto, Marion Cotillard se llevó el Óscar a mejor actriz, por una película extranjera ¡mágica!
Intocable
2011, Olivier Nakache
Esta es la historia basada en las propias vivencias de Philippe, un aristócrata millonario tetrapléjico tras un accidente de parapente, que contrata como cuidador a domicilio a Driss, un inmigrante de un barrio marginal recién salido de la cárcel. A primera vista, Driss no parece la persona más adecuada… pero con el tiempo los dos acabarán siendo buenos amigos, entre dos mundos tan diferentes, como el de la música clásica el Rock, los trajes de etiqueta y el chándal, esta comida se meuve entre las dos París, la de los bariros más elegantes y la de los suburbuos de inmigrantes.
Una película cómica, que a veces nos toca el alma con el drma que subyace, y la bonita historia de amistad y respeto, donde lo más importante resultan ser las personas y sus valores.
Entre las imágenes típicas de París, destaca el rodaje de los primeros minutos de la película, que nos introducen en un suburbio parisino, el barrio de la Noue-Caillet, en el norte de Bondy, un barrio construido a finales de los años 50, como viviendas sociales propias del periodo de reconstrucción de la postguerra…
Consciente de que se me quedan en el tintero muchas escenas de cine en París… habrá una segunda entrega 😉
Estás son mis prefridas para viajar a París ¿y las tuyas?
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